Hay sectores que están implicados directamente en la gestión de la crisis sanitaria por el COVID-19 y otros, como las industrias, que están ayudando a que la sangre económica circule por el cuerpo del país.
Su esfuerzo es tan digno de reconocimiento como el de los demás, pero menos visible y evidente.
Durante las dos primeras semanas de la crisis, casi todas las empresas de áridos han trabajado en pérdidas, por la caída de la actividad, pero contribuyendo a mantener en pie al país, apretando los dientes y haciendo un esfuerzo tremendo por su compromiso con la sociedad. Las empresas del sector están manteniendo el empleo, en unos tiempos donde otros, desgraciadamente, no lo pueden hacer.
Las empresas han trabajado intensamente para proteger a su activo más valioso: cada uno de sus trabajadores.
La clave y en lo que se debe insistir desde todas las patronales y administraciones, es el cumplimiento estricto de las normas de seguridad. Las industrias de productos de construcción y, en particular las de la industria extractiva, están acostumbrados a la gestión de riesgos y tienen la capacidad profesional y técnica suficiente para prevenirlos y evitarlos.
Aplicando esas medidas de prevención, el sector extractivo ha estado operando con garantías para la salud de sus trabajadores y contribuir a evitar el contagio mediante otras medidas como la modificación de los turnos de trabajo, la jornada continua para evitar desplazamientos innecesarios, etc.
También es cierto que la situación de desabastecimiento de equipos de protección individual ha afectado negativamente a todos y, por lo tanto, debe ser resuelta con la mayor brevedad por la Administración. Incluso, muchas de las empresas han cedido a la Sanidad sus propias reservas de mascarillas, guantes y gafas, quedándose desprotegidas.
Sin embargo, durante esas dos primeras semanas, a muchos sectores que estaban desarrollando la actividad, se les colocó, por los medios de comunicación y los partidos políticos, en el centro de las críticas, cuando estaban cumpliendo con las obligaciones y con el rol asignado por el Gobierno, en estas duras circunstancias.
Aunque ahora mismo, la situación es otra, es conveniente conocer como se desenvolvió el sector de los áridos, en esas dos primeras semanas.
De acuerdo con un muestreo aleatorio realizado por la Federación de Áridos a través de sus asociaciones ANEFA, Gremi d’Àrids de Catalunya, ARIVAL y ARIGAL, la situación estimada del sector en las 17 Comunidades Autónomas, a fecha del jueves 27 de marzo, era la que se expone a continuación. Estos datos deben de tomarse como meras estimaciones para evaluar la situación en aquel preciso momento.
- Estimación de porcentaje de empresas en actividad: el promedio era de un 95% de empresas en actividad, con una horquilla a escala de Comunidades Autónomas, entre el 75% (La Rioja) y el 100% (Canarias, Aragón, Comunidad de Madrid, Galicia, Cataluña, Navarra y País Vasco).
- Estimación de porcentaje de explotaciones en actividad: el promedio era de un 92% de explotaciones en actividad, con una horquilla promedio a escala de Comunidades Autónomas, entre el 70% (La Rioja y Castilla – La Mancha) y el 100% (Canarias, Galicia, Navarra, País Vasco). Estos datos son los totales, si bien en el 12,5% de los casos se había reportado que la fase de extracción y tratamiento estaban paradas y únicamente estaba operativa la expedición. Es decir que la distribución sería la siguiente explotaciones completamente paradas: 8%; explotaciones con expedición únicamente 12,5%; explotaciones completamente operativas; 79,5%.
- Estimación de volumen de actividad en porcentaje respecto a lo esperado en estas fechas: el promedio era de un 66% de producción (-34%), con una gran dispersión de situaciones entre explotaciones, incluso dentro de una misma Comunidad Autónoma, con bastantes trabajando por encima de lo habitual. La horquilla promedio a escala de Comunidades Autónomas, oscilaba entre el 35% (La Rioja) y el 85% (Galicia y Cantabria).