Desde inicios del mes de marzo, la sociedad y la economía españolas se han visto sacudidas por la crisis sanitaria del coronavirus COVID 19, con una rapidez, profundidad y virulencia hasta ahora desconocidas.

En los momentos de redactar estas líneas, España acaba de rebasar a Italia en el número de casos confirmados, con más de 117.700 personas, colocándose como segundo país del mundo en número de afectados, segundo en número de fallecidos, con cerca de 11.000 y, por fortuna, segundo en número de pacientes curados, con cerca de 30.500.

Además de la dramática situación de emergencia sanitaria y de los números crecientes de afectados y de víctimas mortales, en estos momentos imparables de la pandemia, las medidas adoptadas por el Gobierno en cuanto al cese de la mayoría de las actividades y al confinamiento y aislamiento de la población, están teniendo un impacto severo sobre la economía del país y sobre las empresas y los trabajadores. Este jueves se ha conocido que marzo ha sido el peor mes de la historia para el mercado laboral, con 834.000 empleos destruidos y 302.000 nuevos parados.

Pero la batalla más crítica está, ahora mismo, en los hospitales y residencias de la tercera edad de todo el país, donde todo el personal sanitario – médicos, enfermeras, farmacéuticos, conductores de ambulancia, limpiadores y celadores, están librando una desigual batalla contrarreloj contra la enfermedad, sin los medios de protección que se tenían que haber previsto. También las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, los bomberos y todas aquellas personas que hacen posible cubrir las necesidades de los ciudadanos confinados también están haciendo gala de una determinación y generosidad sin límites.

Desde aquí enviamos nuestro apoyo y reconocimiento para todos ellos y nuestro más sentido pésame para los familiares de las víctimas.