Continuando con la entrada anterior del blog, por fin hay un consenso muy elevado en los niveles políticos europeo, español y autonómico (todavía no en el local) de que la industria de las materias primas minerales va a jugar un papel esencial en el camino de descarbonización hacia la neutralidad climática. Algo que no ha sido reconocido hasta hace muy pocos años. De hecho, en un primer momento (hablo de 2018 y 2019), algún político muy desinformado llegó a pensar y a decir que la neutralidad climática supondría el final de la minería.
Sin embargo, hoy es evidente que la industria de las materias primas minerales será parte de la solución. Una parte decisiva, a través de la actuación en varios niveles:
Primero, reduciendo progresivamente la huella ambiental de la extracción y el tratamiento, aplicando las tecnologías disponibles más limpias que se vayan desarrollando, – entre ellas, la mejora de la gestión de la biodiversidad, la circularidad, la excelencia en rehabilitación de los espacios afectados por la actividad extractiva, el mayor control de los impactos ambientales, etc.
La energía merece un punto y aparte pues las empresas deben seguir mejorando aceleradamente en cuestión de eficiencia energética y gestión de la energía (la energía más barata es la que no se consume), tomando medidas para la introducción creciente de instalaciones de generación de fuentes renovables, cuando ello tenga sentido, y cuando la tecnología lo permita a un coste asumible, electrificando los equipos móviles. Así, podremos ser generadores netos de energía renovable. Pero, para ello, se deben romper varios clichés preestablecidos y modificar aspectos reglamentarios, de forma que se puedan instalar estas energías renovables con una tramitación sencilla y rápida, así como para el cambio de uso de los espacios afectados por las actividades mineras durante la actividad normal o en las fases de restauración.
Con este objetivo de reducción de la huella ambiental, hoy en día, además de haber calculado las Declaraciones Ambientales de Producto sectoriales, muchas de las industrias extractivas hemos elaborado o estamos elaborando estrategias sectoriales de neutralidad climática a 2050. Nosotros, en ANEFA, además, estamos liderando el proyecto Horizonte Europa “Rotate – Materias Primas Esenciales, Críticas, Circulares y Ecológicas” para minimizar la huella ambiental de la industria e incrementar su circularidad.
En segundo lugar, satisfaciendo la creciente demanda de materias primas minerales. Todos los foros de expertos y, por supuesto, la Comisión Europea tienen claro que la transición energética hacia un modelo de generación basado en fuentes renovables de energía permitirá reducir la dependencia de nuestra economía de los combustibles fósiles, pero supondrá la aparición de nuevas demandas de materiales y materias primas minerales que nuestra industria tendrá que satisfacer.
Las plantas solares fotovoltaicas, los parques eólicos, la geotermia, el desarrollo del hidrógeno, los vehículos eléctricos y sus baterías, el almacenamiento a medio y largo plazo de energía, etc., generalmente, requieren más materias primas que las tecnologías equivalentes basadas en combustibles fósiles. Un automóvil eléctrico típico necesita seis veces más recursos minerales que un automóvil convencional y una planta eólica terrestre requiere nueve veces más recursos minerales que una planta de gas. Desde 2010, la cantidad promedio de minerales necesarios por unidad de generación de energía ha aumentado en un 50%, a medida que lo ha hecho la participación de las energías renovables.
Es ahí donde nuestra industria extractiva debe evolucionar para ser capaz de suministrar las materias primas minerales necesarias para el desarrollo masivo de las tecnologías que permitan alcanzar la neutralidad climática.
Y ello favoreciendo la investigación, extracción y tratamiento de recursos minerales europeos, e intentando minimizar la dependencia de terceros países de dudosa fiabilidad para alcanzar un grado suficiente de autonomía estratégica que no haga depender de terceras partes la producción industrial europea y ponga en peligro los objetivos determinados en el Pacto Verde Europeo.
En tercer lugar, ayudando a que nuestros sectores clientes sean más eficientes y puedan poner en el mercado productos y servicios de menor impacto ambiental, así como sirviendo como pilares para la construcción de todas las infraestructuras necesarias para la lucha contra el cambio climático (movilidad sostenible, eficiencia energética de la edificación, gestión del agua, infraestructura de protección frente a los efectos del cambio climático, …).
Es el momento de impulsar infraestructuras relacionadas con la Agenda 2030, como las vinculadas con la gestión del agua (regulación, distribución, reducción de pérdidas (26%), alcantarillado y depuración), la movilidad sostenible (metro y redes de cercanías, aparcamientos disuasorios, etc.), las conexiones intermodales y los nodos logísticos, la mejora de la red ferroviaria de mercancías que es varias veces más eficiente y con un nivel de emisiones de efecto invernadero cinco veces menor que el resto de modos, la prevención de los efectos del cambio climático en la protección de las costas, así como de las avenidas e inundaciones de los ríos, de la escasez de agua y de la desertificación (control de la erosión y regadíos), la red de energías renovables, las infraestructuras para la economía circular (puntos verdes, estaciones de transferencia, plantas de tratamiento e infraestructuras de valorización energética), el urbanismo inclusivo y sostenible (soterramientos de vías de ferrocarril, calles de alto tráfico, by-pass), etc.
Dentro de este plan, también es esencial impulsar la rehabilitación, la mejora de la eficiencia energética en la edificación y la mayor dotación de vivienda pública. La industria de productos de construcción en la que se integra una parte muy importante de la industria de las rocas y minerales industriales, aporta medidas de mejora de la eficiencia energética, eficiencia hídrica, reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y otras, que son esenciales para poder cumplir con los objetivos de la Agenda 2030.
También, en cuanto a edificación, la pandemia nos ha demostrado la importancia de renovar y reforzar la red de hospitales, centros de salud y otros centros asistenciales.
Es preciso implementar un plan urgente de mantenimiento de infraestructuras, que están bajo mínimos por el déficit de inversión según todos los informes de expertos. Asimismo, para luchar contra el fenómeno de la España vaciada y robustecer el desarrollo regional, deben establecerse inversiones para la dotación de infraestructuras y equipamientos locales, así como de vías interurbanas y urbanas.
Una vez más, y como siempre, nuestra industria de materias primas minerales estará, responsablemente, al servicio de las necesidades de la humanidad.