A fecha de cierre de esta edición, ya se van conociendo datos económicos adelantados que permiten evaluar la tendencia del sector de la construcción, no solo para 2018, sino también para 2019. Amenazas y oportunidades La lenta salida de la crisis para el sector de la construcción está siendo tan frágil que deben analizarse con sumo cuidado todos los factores que pueden influir en la evolución de los próximos meses.
  • Amenazas:
    • Elevada deuda pública e importante gasto improductivo.
    • Presupuestos retrasados y con riesgo de prórroga.
    • Potencial bloqueo político.
    • Efectos de la situación política Cataluña.
  • Oportunidades:
    • Mejora (aunque débil) de la situación económica.
    • Liberación de los mecanismos de control de la UE.
    • Crecimiento del empleo en tasas de +3%.
    • Tipos de interés en mínimos históricos.
    • Sustrato empresarial (construcción incluida) más potente que unos años atrás, menos endeudado y nuevamente capaz de invertir.
    • Turismo en ritmos de record: 82 M turistas.
    • Incremento sustancial de la licitación pública en 2017: +39%.
    • Edificación: 41,3%.
    • Obra civil: 37,7%.
    • 2018 – 2019: años preelectorales en Ayuntamientos y CCAA. Los ayuntamientos son las AAPP con mayor capacidad inversora.
    • Multitud de proyectos de obras públicas ya iniciados y paralizados que se podrían reactivar rápidamente de habilitarse las partidas correspondientes.
    • Necesidad de resolver el déficit en mantenimiento de carreteras estimado en 6.617 M€, de los cuales el 94% corresponde al estado de los pavimentos. Sin embargo, el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año en curso contempla una reducción del 4,3% con respecto a 2017 en la partida destinada a conservación de carreteras y seguridad vial, pasando de 958,1 millones de euros en el ejercicio 2017, a 917 millones en 2018.
    • Plan extraordinario de inversión en carreteras de 5.000 M€. (a licitar entre 2018 y 2019).
    • Déficit de vivienda nueva en un número creciente de CCAA.
    • Necesidad de infraestructuras relacionadas con el agua: abastecimiento, canalización, depuración, protección de riberas y de costas.
    • Aprobación del Plan Estatal de Vivienda 2018-2021, orientado a favorecer, por un lado, el alquiler, y por otro, la rehabilitación y la regeneración urbana y rural”. Las aportaciones previstas ascienden a 1.443 millones de euros, lo que representa un aumento del 62% respecto al Plan 2013-2016.
Informe Euroconstruct El informe sobre la situación del sector de la construcción en España que elabora Euroconstruct, ha coincidido en el tiempo con el apogeo del conflicto con Cataluña, una situación insólita para la cual no hay puntos de referencia que permitan anticipar cuáles serán las consecuencias sobre la economía y la construcción. Siendo optimistas, en España podría repetirse una secuencia parecida de sobrereacción, ajuste y eventual vuelta a la calma. El optimismo que se requiere para que se materialice este escenario lo proporciona la buena situación de la economía española, dentro de un contexto de mejora global. Todo indica que 2017 será el tercer año consecutivo en el que el PIB crecerá a ritmos superiores al 3%. Para el periodo 2018-2020 se esperan avances entorno al 2,3% anual. Pese a esa desaceleración, hay que contar con un sustrato empresarial (construcción incluida) más potente que unos años atrás, menos endeudado y nuevamente capaz de invertir. El eslabón débil continúa siendo el mercado de trabajo: aunque el PIB ya ha superado el nivel previo a la crisis, todavía no se han podido recuperar ni el número de ocupados, ni los salarios. La previsión para el sector construcción parte de la premisa de que fuera de Cataluña los agentes de este mercado no van a verse condicionados negativamente por la “calma tensa” que podría llegar tras las elecciones de diciembre. La media de crecimiento prevista para 2018-2020 es del 3,5%, lo cual puede parecer bastante sustancial, salvo que se introduzcan dos matices significativos: uno, que la construcción española (incluso después de permanecer en positivo desde 2015) continúa produciendo a niveles muy discretos; dos, que previamente a la irrupción de todas estas tensiones añadidas, existía potencial para crecer por encima de las cifras que se mencionan. La edificación residencial, sin estar en una situación óptima, ha encontrado de nuevo un cierto equilibrio: se ha adaptado a los nuevos actores del mercado y ha sabido encontrar aquellos nichos de demanda que justifican la puesta en marcha de nuevas promociones. Todo ello ha generado suficiente inercia como para que a escala nacional se puedan compensar los efectos de un enfriamiento de la demanda en Cataluña. Pese a todo, el crecimiento continuará, aunque cada vez con tasas más moderadas (del 14% del 2017 se tenderá al 5% en 2020) algo que es propio de los mercados que salen de una fase crítica y ganan madurez. Las perspectivas de la edificación no residencial son más cuestionables, por varias razones. La primera es que su proceso de recuperación tras la crisis se ha iniciado más tarde y con menos intensidad que en el caso de la vivienda. Por otra parte, si los inversores inmobiliarios perciben motivos para cuestionar la condición de “safe haven” de Cataluña en general y de Barcelona en particular, la afectación será mayor. La producción en 2017 no debería tener problemas para crecer un 4%, un resultado discreto para un mercado con tan bajo volumen de producción. Para 2018 esperamos que predomine una actitud de “esperar y ver” que limitaría el crecimiento al 2,5%. En ausencia de sobresaltos, este paréntesis tentativo no tendría que durar más de un año, de manera que para 2019-2020 cabría esperar de nuevo tasas del 4% como mínimo. La ingeniería civil atraviesa unos momentos de mínimo volumen de obra promovida a escala estatal, la cual sigue estando muy condicionada por los objetivos de déficit. La tabla de salvación del mercado está siendo la obra local que ya empieza a ejecutarse como anticipo de las elecciones municipales del 2019. Pero el impulso de los ayuntamientos aún resulta insuficiente para sacar el ejercicio 2017 de la zona negativa (-6,4%) y habrá que esperar a que la obra local alcance su pleno rendimiento en 2018 para conseguir que el agregado total crezca una vez más (3,6%). Los problemas podrían reaparecer en 2019, cuando la obra local se retire en el segundo trimestre y se vuelvan a poner de manifiesto las debilidades de la obra promovida por el estado, particularmente el ferrocarril. Previsiones 2018 Como primer dato, el borrador de Presupuestos Generales del Estado para 2018, de ser aprobado, romperá con ocho años consecutivos de recortes en la inversión en infraestructuras con un incremento del 16,5%. Asimismo, el valor promedio de los indicadores de previsión de la evolución del sector de la construcción de los principales centros de estudios económicos estima que el crecimiento del sector de la construcción será del 3,7% para 2018. La media de crecimiento en construcción prevista para 2018-2020 será de +3,5%. Otras previsiones para 2018 son:
  • Compraventa de viviendas 2018: 500.000 (+7,7%).
  • Consumo de cemento: +12%.
De todo lo anterior, se puede estimar que el consumo de áridos crecerá en 2018 hasta los cerca de 141 Mt (+9,3%), repartiéndose de la siguiente manera:
  • Áridos para la construcción: 114,5 Mt (+10%).
  • Áridos para usos industriales: 26,5 Mt (+5%).