Por Beatriz Gordo Infante. Coordinadora de Medio Ambiente, ANEFA.
La necesidad y obligación legal de restaurar los espacios mineros no es siempre un proceso sencillo de llevar a cabo ya que cada emplazamiento tiene sus características específicas geomorfológicas e hídricas. Cuando se precisa de una estabilidad a largo plazo en terrenos con inestabilidad geomorfológica caracterizadas por formas geométricas, laderas rectilíneas y drenajes artificiales, se tiene que realizar un estudio exhaustivo del método que proporcione simultáneamente beneficios económicos, sociales y ecológicos.
La combinación entre las características de GeoFluv y el software Natural Regrade, (desarrollado por Carlson) forma el método GeoFluv–Natural Regrade que se centra en la restauración ecológica de espacios afectados por la minería. Este método constituye la herramienta más avanzada que existe actualmente, a nivel internacional, para la restauración geomorfológica de espacios afectados por movimientos de tierras en actividades mineras. Se minimiza el mantenimiento de las superficies restauradas y se maximiza su potencial ecológico productivo, promoviendo la sostenibilidad de los terrenos, favoreciendo y potenciando otros usos para un futuro a corto y largo plazo.
En primer lugar, el procedimiento GeoFluv-Natural Regrade identifica el tipo de densidad y morfología de los canales y valles (tipo de red de drenaje), y el perfil de las laderas de los interfluvios que se formarían durante un periodo largo de tiempo, siendo considerados los materiales, la fisiografía y el clima. Proporciona así un equilibrio con las condiciones ambientales idóneas de estabilización de laderas y canales.
Dicho método otorga ventajas a nivel económico, social y ecológico. Es considerado un método de restauración con unos costes económicos altos pero sus positivos resultados lo llevan a ser utilizado en numerosas ocasiones por sus éxitos desde un punto de vista ecológico y social.
Entre los aspectos más útiles de este método destacan: el incremento de la aceptación social de la actividad minera; la restauración de los servicios ecosistémicos y el capital natural; la minimización de los riesgos de afección física o química al medio ambiente; la promoción de la conservación de la biodiversidad y la mejora de la calidad del agua, entre otros aspectos. Facilitando de esta manera, una integración ambiental de la actividad minera en su entorno.
Como ejemplo del método citado anteriormente, el Proyecto LIFE RIBERMINE “Fluvial freshwater habitat recovery through geomorphic-based mine ecological restoration in Iberian Peninsula” (LIFE18 ENV/ES/000181) centra sus actuaciones en minas con diferentes características (metálicas y no-metálicas), en dos países distintos de la Unión Europea como son España y Portugal.
El emplazamiento localizado en España se encuentra dentro del área natural protegida del Parque Natural del Alto Tajo (Peñalén, Guadalajara), donde se restaurarán cuatro espacios mineros. Éstos incluyen una mina abandonada (Santa Engracia) con dos frentes y las escombreras asociadas a ella generadas durante su etapa de explotación. Los espacios de intervención son antiguas minas de caolín a cielo abierto con unas características específicas que hacen que su restauración sea compleja ya que cuentan con pendientes muy elevadas (más de 40%), frentes de explotación muy altos, de cerca de 100 metros de altura, y ambientes muy erosivos.
Por otro lado, el segundo de los espacios, Lousal, se encuentra situado en la cuenca hidrográfica del Río Sado (Grándola, Portugal). Esta antigua mina de pirita (FeS2, disulfuro de hierro, explotada como mena de azufre), fue explotada mediante un sistema de galerías en profundidad, por donde se extraía el mineral. Como resultado de la actividad minera se generó un depósito de minerales inertes y ganga. Debido a su alto contenido metálico, y al encontrarse expuesto a la intemperie, cuando el agua de lluvia entra en contacto con el depósito, se produce la oxidación de sulfuros y la lixiviación de metales pesados como el cobre (Cu), plomo (Pb), zinc (Zn) y arsénico (As), contenidos en los minerales del depósito. Se produce el drenaje ácido de mina (DAM), aguas de colores rojizos debido a la alta concentración de compuestos de hierro disueltos y con un pH extremadamente ácido (pH ≈ 2.5). Las aguas sub-superficiales también se encuentran afectadas por este proceso, debido a la presencia de depósitos minerales en profundidad.
Para la restauración de estos emplazamientos se están utilizando técnicas pioneras de restauración geomorfológica (GeoFluv-Natural Regrade y Talud ROYAL, siendo la primera vez que se combinan ambas técnicas); modelos de evolución del paisaje (SIBERIA); técnicas de mitigación del drenaje ácido de mina y técnicas de manejo del suelo y revegetación. A lo largo de los cuatro años y medio (entre septiembre de 2019 y marzo de 2024) que tiene de duración el proyecto, y un periodo de seguimiento AFTER-LIFE de cinco años, se mostrarán los resultados de una recuperación ambiental completa dando la oportunidad de ser extrapolados a otras zonas con características similares y abriendo un camino a la renovación del sector minero.